sexta-feira, 13 de novembro de 2009
El Día Perfecto
Después de una noche muy tranquila, me despertaría temprano para ir a la playa mirar el sol nacer. Con el día ya claro y después de una caminata en la arena, me bañaría en el mar. Una parada para beber un jugo de sandía antes de empezar un sendero por las montañas. Podría llegar a la cumbre y gritar, solo para oír el eco que haría mi grito.
En el almuerzo, comería carnes, pastas, sushis, postres... todo lo que me gusta, sin preocuparme por si tuviera una indigestión. En seguida, una siesta abajo de un árbol muy grande. Viajaría a Maringá para ver a mis primos y a mi abuela, los extraño mucho.
Miraría la puesta del sol antes de terminar el día perfecto en un fogón en la playa.
Sería bueno...
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